Contenido de la nueva página Programa de becas para pueblos originarios: 60 estudian-tes Jujeños ninguneados por la UNLP
Hacé de cuenta que todavía no empezastes la facultad; es mas, estas terminando la secundaria. Pero ponele que en lugar de vivir en algun pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires, en algún punto del reino de conurbania, o mismo aqui en La Plata, vivs en una comunidad originaria de la Puna, la Quebrada o los valles de Jujuy
Un día cae a tu pueblo gente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP, para los amigos) con las novedad que hay un programa de becas para pueblos originarios. Te ofrecen anotarte en la carrera que vos quieras, más alojamiento, alimentación diaria, transporte y 250 pesos mensuales para gastos personales hasta que te recibas.
Vos y otros 150 pibes y pibas se anotan. Pero después, resulta que la UNLP no se puede hacer cargo de todo el mundo y deriva a unos cuantos a las universidades de Salta (UNSa), Tucumán (UNT) y Jujuy (UNJu). Para no desentonar, la UNT y la UNJu avisan que no se pueden hacer cargo del programa y dejan a unos cuantos estudiantes en pampa y la vía.
Vos. sin embargo tuvistes la suerte de venirte para La Plata. Te alojás en un acogedor hogar de Cáritas, donde no podés de cocinar y donde te obligan a desalojar el lugar a las 7 de la mañana, sin que puedas volver antes de las 8 de la mañana, sin que puedas volver antes de las 8 de la noche. A tus compañeras las llevan a la Escuela de Cadetes de Servicio Penitenciaro Bonaerense, donde les permiten lavar la ropa... pero no colgarla a secar.
En el Rectorada te dan charlas sobre lo importante de participar en la vida politica de la universidad, y te asignan un grupo de psicólogos para que te hagan contención, pero te dan sólo una tarjeta de colectivos al mes. Ah, y nadie se hace cargo del programa ni de tu situación ni la de tus casi 60 compañeras y compañeros, pese a que tiene la firma del número 2 de la UNLP, un tal Raúl Perdomo.
Luego de dos mil idas y vueltas consiguen una entrevista con la vicepresidente de la universidad, quien los recibe como si fueran vaya a saber uno que clase de grupo de acreedores, y les anuncia que el famoso programa se sostiene únicamente en una endeble carta de intención firmada con una ONG jujeño-platense, la Organización Identidad. Ah, y que se termina en cuanto se les pueden gestionar las becas universitarias comunes y silvestres del Ministerio de Educación de la Nación.
Mientras tanto, mas de la mitad de los compañeros se volvieron a Jujuy, desepcionados por el trato que les ha dado la ciudad de las diagonales y su benemérita y prestigiosa universidad.
Lo que acabas de leer sucedió realmente, no es una ampliación de la sección humor de Artículo/14. Alrededor de 60 estudiantes llegaron a La Plata a principios de febrero y desde entonces han sido bastardeados por quienes cortésmente se ofrecieron a traerlos en aras de abrir la universidad a "las minorías", "los sectores mas postergados de nuestra sociedad" o alguna sanata de esas.
Se les prometieron cosas que nunca se cumplieron, o no se cumplieron del todo. Así de simple. Por empezar , se les prometió el oro y el moro para que vengan a estudiar, sin tomarse la delicadeza de dar un mínimo asesoramiento sobre las características de cada carrera (por ejemplo, nadie les explico lo caro que es estudiar odontología, o que para hacer el profesorado de ingles hace falta haber estudiado esa lengua durante años); luego se los ubico en lugares que poco tienen que ver con lo cualquier estudiante necesita para estar minimamente cómodo para estudiar; finalmente, la alimentación y el transporte llegaron "tarde, mal y nunca", como quien dice.
Y ante el reclamo se les respondió con evasivas. Nadie se hizo cargo devidamente de lo que el programa supuestamente incluía. Las soluciones que se propusieron, como ubicarlos a todos juntos primero en la República de los Niños, y luego en el camping de judiciales, muestran claramente el nivel de improvisación con el que se ha manejado el tema.
El Programa de becas para Pueblos Originarios tiene poco de real programa (es decir, de algo planificado con una real voluntad política de hacerlo cumplir), y mucho tienen de lavado de cara. Parece que es cuestión de firmar un par de papeles sin preocuparse demasiado por hacerse cargo de lo que implica para construir una universidad abierta e inclusiva...
Alberto Bolognese (Articulo/14 - Semanario Estudiantil de la FAHCE) |