El miércoles por la mañana bien temprano los trabajadores de la Facultad de ingeniería nos empezamos a auto convocar en el patio del edificio central, alertados por que la crisis de la pandemia ya era un hecho innegable, e indignados por q la resolución de las autoridades de la universidad dictaban un asueto académico, pero no para los no do-centes, como si fuéramos inmunes a la gripe A.
En el debate los no docentes decidimos que no se podía perder mas tiempo, que debíamos cerrar la facultad por completo para así poder resguardar nuestra salud, con la convicción de que nadie si no nosotros mismos debíamos cuidarnos.
Las autoridades de la facultad, en una especie de "obediencia debida", y demostrando una total indiferencia ante la gravedad de la situación, se negaron a cerrar la facultad, lo que genero aun mas indignación, por que quedo mas que claro que lo que mas pesa en la balanza son sus intereses políticos y económicos que resguardar la salud y la vida de los trabajadores.
Otro tanto les corresponde a la conduccion del gremio, que guardo un respetuoso silencio en consonancia con los deseos de la presidencia de la UNLP.
El jueves la situación se agravo, con el incremento de la cifra de fallecidos y el escándalo creciente del ocultamiento de la pandemia por parte del gobierno nacional para así mejor sortear las elecciones. Varias dependencias comenzaron a cerrar sus puertas y hasta el intendente de la ciudad mando a cerrar los espacios públicos.
Pero las autoridades, ante esto, y en una actitud rayana en la necedad, volvieron a negarse a cerrar la facultad, y además agregaron la amenaza de que si el lunes no veníamos, lo considerarían un paro y por consiguiente nos efectuarían descuentos.
El viernes ya era insostenible la situación, y parece que algo de la realidad llego a las lucidas mentes de la gestión, y aceptaron la propuesta de cierre total de la facultad, lo que fue aceptado de inmediato en asamblea.
Pero esta actitud de total desprecio hacia los trabajadores dejo una gran lección: los trabajadores debemos confiar solo en nuestra propia movilización y asambleas para defendernos; y no podemos confiar ni un gramo en las autoridades y menos aun en los alcahuetes que reproducen sus mandatos.
También es de destacar la energía desplegada por los compañeros en las asambleas y múltiples reuniones que se llevaron a cabo en toda la facultad, por que sin eso, tal vez este lunes estaríamos aun trabajando, o por lo menos haciendo "guardias mínimas".
Joaquin Diaz Reck. |
