Al calor de la oleada privatizadora de los noventa, y con el consentimiento de la organización gremial, la parte de limpieza -originalmente a cargo del agrupamiento servicios generales de la facultad-, fue entregada a una empresa mediante licitación que llevo a cabo la gestión.
Esto, que se encuentra naturalizado, se lleva a cabo con trabajadoras en su mayoría, que hacen su tarea en condiciones deplorables de precariedad; con bajos salarios, y enormes áreas a limpiar sin los elementos necesarios.
Esta situación se agrava por la inexistente estructura gremial que las proteja en sus elementales derechos como trabajadoras; así vemos como es moneda corriente el maltrato a manos de su supervisor, lo que ya ha ocasionado en repetidas oportunidades la renuncia o traslado de las chicas que allí trabajan.
Esto sumado a que por lo bajo de la paga, se ven obligadas a hacer horas extras o a trabajar en otros lugares, lo que las obliga a desplazarse de un lugar a otro durante el día, es una muestra contundente de las condiciones de superexplotación a la que están expuestas.
La limpieza de la Facultad debe volver al área de Servicios Generales y que esas compañeras se incorporen como no docentes a la planta lo que les permitiría al menos conservar sus derechos.
Estas mujeres, la mayoría cabeza de familia, dan todo de si por conservar su empleo; las vemos cotidianamente limpiando grandes áreas en tiempo record, pero a los dueños de la empresa nunca les alcanza, y para ahorrar costos tienen pocos empleados en relación a la extensión de los sectores que hay que cubrir. La variable de ajuste, como siempre, es la exigencia de "productividad", que aplica el supervisor bajo la mirada cómplice de las autoridades de la Facultad.
Somos muchos los trabajadores de planta, y sobre todo las trabajadoras, las que vemos esta situación y estamos preocupados por su resolución. Sabemos que deberemos recorrer un largo camino, porque la conducción gremial colabora con las autoridades de la Presidencia y de las Facultades para garantizarles un ahorro, a costa de generar trabajo precario a contraturno y permitiendo la contratación de empresas. Pero mientras vamos generando las condiciones para cambiar esto, debemos ser profundamente solidarios con quienes son nuestras compañeras de trabajo mas allá de la división que pretenden hacer con los distintos tipos de contratación. Trabajan tanto o mas que nosotros pero en condiciones infinitamente inferiores a las nuestras, por eso debemos evitar que nuestros propios compañeros caigan en la práctica que a veces nos adjudican las autoridades o el supervisor, de "verduguearlas" o “controlarlas” para que den aun mas de sus posibilidades.
|