Si la inflación alcanza un nuevo piso del 20% anual, lo cual parece deducirse de la evolución del primer trimestre, tendremos dos efectos inmediatos en lo social: Este año se daría la primera caída del salario real desde la salida de la crisis.
En 2007, creo que el salario real todavía tuvo una evolución positiva, bastante menor que en 2006, pero aun positiva.
La inflación de alimentos va a volver a hacer subir la pobreza. En 2007 esto ya ocurrió, porque los ingresos de los sectores más bajos subieron más que el promedio, pero aun así aumentaron menos que los precios de su canasta.
Hoy, la pobreza subió a algo más del 30%, con una inflación del 20% y una suba superior de los alimentos. Dudo que los acuerdos salariales que se han firmado y los que se firmarán se mantengan hasta fin de año.
Me parece que en el último trimestre del año va a haber demandas fuertes de recuperación de salarios, pero que eso igual no va a alcanzar para compensar la suba de precios.
El impacto sobre el consumo de los hogares va a depender de lo que ocurra con el empleo. Este año espero un crecimiento menor del empleo. Para los indicadores sociales pasó a ser clave la inflación, porque de ahí se desprende si tienen efectividad las mejoras del empleo y las subas de salarios. Hasta el año pasado se podía morigerar el impacto positivo, pero ahora estamos frente a posibles cambios de signo. El gobierno también tuvo que admitir una dinámica inflacionaria creciente el alza acumulada es del 2,5%, frente a un 2,2% del período enero-marzo del año pasado.
Las consultoras privadas que miden la inflación desde que el INDEC empezó a perder credibilidad coinciden en que el alza promedio de los precios fue cercana al 3% y que los alimentos subieron más del 4 por ciento. Dos de ellas son Economía y Regiones (EyR) y Ecolatina. Esta última fue fundada por el ex ministro Roberto Lavagna. Los precios mayoristas subieron apenas el 0,9 por ciento. Dentro de ellos, los bienes agropecuarios treparon en esa misma proporción.
El costo de la construcción, que también sintió en la realidad el impacto de los bloqueos de rutas, se mantuvo a raya en los papeles. Subió un 0,6% y acumula un 2,1% en lo que va del año. Durante el último mes, por el lock out del campo, el Gobierno dejó de discutir la renovación metodológica del IPC, que había generado duras discusiones internas en el primer bimestre del año. De un lado, Moreno defendía la confección
de un nuevo índice con menos productos y sin contar las variaciones estacionales.
Por otro, el ministro Martín Lousteau buscaba transparentar el cálculo y desplazar a los autoridades que reportan a su archirrival. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, prometió cambios antes de mayo. La cuenta regresiva empezó a correr pero la atención pasó hace tiempo a asuntos más graves para el poder.
(Diario Critica - Nota de Opinión de Ernesto Kritz) |