En el actual conflicto agrario están en juego alrededor de 1.500 millones de dólares de la fabulosa renta agraria. Estos millones extras no van a ir a mejorar el sistema de salud que se hunde, ni a la educación estatal en crisis ni a mejorar los servicios públicos que utiliza el pueblo trabajador, ni a jubilaciones ni salarios. Lejos de aplicar un supuesto esquema redistribucionista en favor de las mayorías populares, el gobierno usa la extraordinaria recaudación (el llamado superávit fiscal, del cuál las retenciones son sólo una parte), para favorecer a los distintos sectores burgueses con todo tipo de subsidios directos e indirectos, incluidos los del “campo” que hoy protagonizan el lock out.
Veamos algunos datos. En 2007 “se distribuyeron subsidios a empresas privadas y públicas por 14.626 millones de pesos, un 125% más que en 2006. De allí, 9.293 millones fueron para el sistema energético, 4.219 millones al transporte de pasajeros y cargas y 1.181 millones a la agroindustria”1. Este año los subsidios seguirán batiendo récords, ya que según el presupuesto oficial 2008, “con un gasto total de $ 161.486,5 millones, $ 25.000 millones serán asignados como transferencias privadas, o sea, como subsidios”2. Esta cifra de por sí impactante, seguramente será aún mayor gracias a las partidas presupuestarias extraordinarias. A estos subsidios “explícitos” hay que agregarles aquellos “implícitos”, como las exenciones impositivas por las que se dejan de recaudar millones.
En el transporte, durante enero de 2008, y a pesar del aumento de tarifas aplicado por el gobierno, el estado repartió 327 millones de pesos, un 307% más que el año anterior. La industria automotriz no es ajena a este fenómeno. El gobierno encontró rápido adonde destinar 700 millones que antes iban al reintegro del IVA a las tarjetas de crédito: “una parte sustancial de ese monto se destinará a subsidiar a las terminales automotrices”3. Las cosas no difieren en el campo: “Ya existe un sistema de compensaciones para el trigo y otros cereales, la carne y la leche (…) y a través de ella el Estado lleva gastados 1.525 millones de pesos”4, de los cuales la mitad se los llevan las 5 principales empresas del complejo agroindustrial, como Aceitera General Deheza.
Como vemos, todos los sectores burgueses, desde la industria y los servicios, pasando por la agroindustria y el “campo”, son beneficiarios directos de esta “redistribución del ingreso” kirchnerista. Y aunque los subsidios son sólo uno de los aspectos del actual esquema que favorece a la burguesía en su conjunto, es una muestra más de porque los trabajadores no deben tomar partido por ninguno de los bandos capitalistas en pugna.
Está claro que en la actual puja por las retenciones, si éstas quedan para los empresarios rurales será para aumentar sus ganancias, y si van al estado serán usadas en gran parte para subsidiar a los empresarios que mantienen los bajos salarios y el trabajo en negro, además de hacer caja para afrontar los pagos de la deuda externa.
Suplemento Econocritica del LVO 5/6/08
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