Los últimos destellos de una primavera Kirchnerista


Cuando los alemanes orientales comenzaron la madrugada del 9 de noviembre de 1989 a derrumbar a fuerza de mazazos el Muro de Berlín, también se terminaba de desmoronar un sistema económico, político y social. Ese día cayó el muro de unos 50 kilómetros de largo y 4 de alto que durante 28 años había dividido a Berlín Occidental de la República Democrática Alemana. Este acontecimiento tanto real, como “simbólico” intento ser presentado por las potencias triunfantes, como el fin de una época, la cual tendría profundas implicancias, no solo en la desaparición de la otrora y poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) carcomida de largos años de cuestionamiento a un régimen burocrático y represivo existente, sino también en el conjunto de los trabajadores no solo por medio de los ataque que se depositarían sobre su espaldas como los llevados adelantes por los diferentes gobiernos neoliberales sino también en lo que seria una gran parte del debate estratégico que hasta ese entonces millones de trabajadores, intelectuales e incluso militantes de izquierda se habrían dado, de esta manera a la vez que se expandía la hegemonía neoliberal. El cuestionamiento sobre la existencia o no de la misma clase obrera, el fin de la historia y el post modernismo como ideología dominante pasaron a ser aceptadas por algunos sectores como parte de una serie de nuevos paradigma, adquiriendo en muchos casos, ropajes que hasta no hace mucho tiempo les eran ajenos, lo cual por otro lado iria acompañado del abandono de cualquier posible horizonte de transformación social.
A cerca de 20 años de dicho fecha, el mundo ha empezado a vivir un acontecimiento históricamente similar aunque diametralmente inverso, la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers y la compañía de seguros AIG estaría dando a lugar a lo que algunos analistas han dado en llamar: la caída del Muro de Wall Street.
Los golpes del mercado durante estas últimas semanas se han ido encargando de socavar uno a uno de los pilares de lo que fue símbolo de toda una época. Cerca de 40 años de mercados financieros cada vez más desregulados, con entes de control públicos colonizados por los banqueros, libre movimiento de capitales especulativos y desarrollo de sofisticados instrumentos financieros que intensificaron el frenesí del casino global.
La caída del Muro de Wall Street provocará un perturbador conflicto existencial a estos protagonistas parecido al vivido por algunos sectores de la izquierda con el hundimiento de la URSS. Ese mundo del dinero fácil, ideas del liberalismo mágico, estilo de vida, teorías y postulados se ha pulverizado. Aun a sabiendas de que no es fácil para los seres humanos admitir su propia decadencia. El sistema por el cual el libre mercado, de la administración del riesgo, de la dispersión del capital y eficiencia de la actividad financiera han demostrado ser un fiasco a nivel global, Esta ves el estallido ha diferencia de otros momentos se ha producido en el corazón del capitalismo financiero y la respuesta desesperada de los líderes extremistas del laisser faire dio como resultado una impresionante intervención del Estado.
Mientras legiones de estos gurúes por estos días se encuentran a la búsqueda de nuevos y viejos faros (como el keynesianismo o el retorno a los gobiernos surgidos posteriormente a la segunda guerra mundial) para explicar esta novedosa situación. A los trabajadores se nos abre una nueva etapa en la cual dicha crisis querrá ser depositada sobre nuestros hombros. Este año ya el crecimiento del PBI a sido el mas bajo de los últimos 5 años, intelectuales afines al gobierno como Basualdo reconocen que la participación en el PBI a bajado en el mismo periodo de un 33 al 28%, mientras que el nivel de inversión del segundo trimestre del corriente año ha sido cerca de un 6% menor, lo cual de seguro significara mayores ritmos de explotación, a la vez que un limite objetivo a la hora del crecimiento de la economía a nivel nacional.
Ese orden financiero global ha empezado a crujir con la burbuja inmobiliaria y los créditos subprime en Estados Unidos, activos que alcanzaron el estadio final de la sofisticación de instrumentos financieros desregulados hoy se desploman por el piso. En este contexto se hace difícil creer en teorías como las del derrame, o el desacople, menos aun creer que en un futuro cercano esto no signifique nuevos despidos, inflación, mayor explotación y una consecuente perdida de la calidad de vida del conjunto de los trabajadores.
Estrechar las filas de las trabajadores, de sus organizaciones combativas, de los cuerpos de delegados y activistas creemos que se pone a la orden del día. La puesta en pie de una amplia corriente de trabajadores que reivindique la independencia política de los intereses de las patronales y de sus partidos políticos, que luche por la recuperación de las manos de la burocracia sindical de los sindicatos y cuerpos de delegados, a la vez que por la puesta en pie de coordinadoras a nivel regional, creemos que será el mejor reaseguro de cara a preparase ante la crisis por venir. Desde el Frente hacemos un llamado al conjunto de los trabajadores y en particular a los compañeros que durante este tiempo se han posicionado críticamente ante la actual comisión directiva a dar pasos en este sentido. 

(La nota fue escrita en base a nota escrita por Alfredo Zaiat llamada el muro de Wall Street, sobre la cual integrantes de El Frente intentamos reflejar nuestra vision sobre el periodo por venir)

 
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