POR UN SISTEMA PREVISIONAL PUBLICO, GESTIONADO POR LOS TRABAJADORES Y JUBILADOS

El martes 28, el Poder Ejecutivo envió al congreso el proyecto para estatizar las AFJP, que días antes anunciaron Cristina y el Director Ejecutivo de la ANSES, Amado Boudou. De aprobarse la ley en el Congreso, que amenaza ser una pelea difícil, el Estado, y por ende hoy el gobierno de los K, efectivamente se apoderará del control de los $97.000 millones de pesos de los fondos de las AFJP, y de una entrada de $15.000 millones anuales. La medida fue atacada por sectores empresarios y de la oposición de Carrió y Macri, que la describen como una “política chavista”, mientras defienden la formidable estafa de las AFJP. Cínicamente, el coro de defensores del capital financiero, sostiene que “mientras en todo el mundo se salvan las deudas de los bancos, aquí se apropian de los depósitos”. Por otro lado, cuestionan que el Estado se apropie de los depósitos de los afiliados al régimen de capitalización, pero mientras silencian que las AFJP vienen utilizando los depósitos para la especulación financiera, y que cobran siderales comisiones a los afiliados, con el aval del Estado.

Lo que la oposición burguesa y los bancos callan

La creación de las AFJP, por obra de la Ley Nº 24.241, fue tal vez uno de las más grandes negociados capitalistas que se hicieron en la década de los 90, bajo el menemismo. Esto es bastante decir en una época en la que se perpetraron las privatizaciones de los servicios públicos, la entrega del petróleo, el remate de Aerolíneas, etc. Las AFJP, llanamente, se quedaron con los fondos aportados por los trabajadores activos, llevando a la quiebra las cajas estatales, además de que la nueva Ley garantizaba que excepto los empleados que optaran explícitamente por ingresar o permanecer en Reparto, automáticamente serían sorteados para ir a una u otra AFJP.

Desde entonces, el negocio es infalible: los bancos (y algunas obras sociales, incluidas las de algunos sindicatos), a través de las AFJP, utilizan los depósitos previsionales de los trabajadores argentinos para hacer negocios especulativos vía el otorgamiento de líneas de crédito rápido a empresas, gobiernos o al consumo (a través de redes de venta de productos como Garbarino, Frávega, etc.). Hoy, las cifras indican que el 40% del crédito para el consumo, vienen siendo financiados por fideicomisos de las AFJP, lo cual habla de la magnitud de los negocios de estas administradoras. Esto, demás está decir, implica que de colapsar o ir a la quiebra grandes empresas, como sucedió en el 2001, el patrimonio de los aportantes disminuya, se licúe. Para decirlo en criollo: si usted está en una AFJP, no solamente pagará comisiones fabulosas a estos parásitos, sino que financia con su futura jubilación los negocios de grandes empresarios y, si usted mismo toma un crédito, ¡va a pagar a intereses altísimos, aunque sea usted mismo y otros afiliados los que los estén financiando! En manos de este tipo de especuladores está buena parte de las jubilaciones en nuestro país.

Las AFJP hoy son dueñas, por ejemplo, del 25% de Edenor, el 23% de Siderar, del 18,3% de Molinos, del 10% del Grupo Clarín, entre otros 40 poderosos grupos empresarios. El Estado, de aprobarse el proyecto de los K, pasaría a controlar este importante paquete accionario de $11.000 millones. Esta es una de las razones que hay detrás del rechazo empresario a la estatización que propone el kirchnerismo.

Parásitos

Contrariamente a la imagen de “gente de trabajo” que quieren dar (¡ya se sumó el “campechano” De Angeli a las movilizaciones!), las AFJP han sido un negocio que ha generado réditos colosales, a costa de inversión ninguna, y gracias a una existencia parasitaria que permitieron los gobiernos desde Menem, hasta los de Kirchner. Esto puede verse, por ejemplo, en las cifras usurarias que cobran las AFJP a sus afiliados, que llegaron hasta un 30% de los aportes. Desde que existen, han cobrado comisiones por un total de ¡12 mil millones de dólares!

Las cifras son elocuentes en muchos otros sentidos: la ANSES paga hoy alrededor de $4.000 millones pesos anuales a las AFJP, para que los afiliados cobren una jubilación mínima cuando lo que cobrarían en la AFJP no llega a esa cifra, y para que los alrededor de 52.000 beneficiarios que tienen su saldo agotado, cobren íntegramente la jubilación. Según datos de la ANSES, desde la creación del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, que consagra un sistema previsional mixto, hasta el 2003, el Estado transfirió a las AFJP un total de $30.527 millones. No sólo aquí se ve la complicidad del Estado y las AFJP a la hora de especular con los depósitos de los trabajadores: para financiarse a fin de pagar la deuda externa, los distintos gobiernos han venido colocando bonos soberanos a las AFJP, utilizando los fondos previsionales como reaseguro de la ilegítima deuda externa.

El rechazo de las AFJP, los bancos y sectores de los grandes empresarios a la estatización K, parte de una defensa incondicional de un sistema previsional que especula con los fondos de los trabajadores y los jubilados, y no de un rechazo a políticas “confiscatorias” como se ha escuchado decir a Carrió y numerosos banqueros. La supuesta defensa de la “libre elección” por parte de empresas que tomaron un público cautivo durante 14 años, suena irrisorio. ¡Justamente las AFJP y sus representantes hablando de confiscación!

Si se aprueba la ley que liquida el curro de estos estafadores hay que exigir al gobierno que incluya en el Anses a todos los trabajadores de las AFJP que durante todos estos años han sido sus víctimas.

Los verdaderos motivos de la estatización K

Las razones kirchneristas para la estatización, por cierto, no son favorables a los trabajadores y el pueblo pobre. Esto puede verse ya en paradojas como que el alto dirigente kirchnerista Oscar Parrilli fue uno de los defensores en el congreso en la votación de la Ley Nº 24.241 (la que creó las AFJP), y hoy es uno de los defensores de la estatización, o que la ley fue votada por kirchneristas como Alberto Balestrini (hoy vice de Scioli), José Luis Gioja (gobernador de San Juan), o José Octavio Bordón (ex embajador K en EE.UU.). Incluso Parrilli, en aquella exposición parlamentaria, citó a Perón sobre el mal manejo del Estado sobre los fondos de pensión, con la misma frase del discurso que ahora está circulando por video y utilizan los opositores a la estatización.

Es claro que un gobierno que, pocos días antes de publicar sus intenciones de “estatización”, venía insistiendo en el pago al Club de París y a los tenedores de bonos que quedaron afuera del mega pago “soberano” de Kirchner, viene con una acuciante necesidad de financiamiento para afrontar los vencimientos de deuda del 2009 por alrededor de U$S 20.000 millones, por lo que contar con una caja como la de las AFJP sería de una inestimable ayuda. Por otro lado, con la aprobación de la llamada “ley de movilidad jubilatoria”, presentada por el gobierno como un gran avance para los jubilados, el kirchnerismo demuestra que su política de congelamiento salarial, también tiene su expresión entre los pasivos. Según la nueva ley “de movilidad”, los futuros aumentos están atados a dos índices que en medio de una crisis internacional que se acrecienta, tenderán a ser “inmóviles”: el aumento de la recaudación, y el promedio de aumento salarial. Una verdadera parálisis jubilatoria…

 LVO (Octavio Crivaro)

 
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