Peugeot Palomar le venía exigiendo el máximo a sus 5.500 trabajadores. Los tres turnos de 8 horas resultaban ser insuficientes y para cualquier contratado cumplir las horas extras era prácticamente una obligación si quería quedar efectivo. Pero todo esto ha terminado.
La empresa comenzó eliminando las horas extras y hace tres semanas dio inicio a las suspensiones de cuatro días semanales. Actualmente, los turnos se redujeron en 1 hora.
Por ejemplo, en un sector de 800 obreros, 400 contratados fueron suspendidos.
Pero lo peor ocurrió el jueves 6 de octubre, cuando repentinamente 40 contratados (que debían ser efectivizados en el corto tiempo) resultaron despedidos.
Algunos llegaron a ser notificados telefónicamente, pero otros directamente recibieron la noticia cuando la luz roja de los molinetes les impidió la entrada. Allí se encontraba la seguridad de la empresa por si acaso alguien no “entendía” el mensaje que la máquina le estaba dando.
Ya nadie duda que la situación es crítica. La incertidumbre crece y los rumores de mal augurio se volvieron constantes. Por los rincones se comenta que habrá nuevas suspensiones y que esta vez serán para todos, tanto efectivos como contratados.
Como es su costumbre, la burocracia sindical no piensa hacer nada para frenar el ajuste patronal. Incluso, hay delegados cuya función es traer “tranquilidad” diciendo que los diarios mienten cuando escriben que la producción automotriz está cayendo por la baja en el consumo.
Hasta el momento, dos sentimientos predominan: el miedo a quedarse sin trabajo y la falsa ilusión de que si uno es despedido rápidamente podrá conseguir trabajo en otra parte.
Estos sentimientos tendrán que cambiar. Y habrá que ir preparándose para dar una respuesta.
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